Morfología y biología
Cada etapa del ciclo de vida de Euwallacea fornicatus está adaptada a la morfología del insecto, que le permite desarrollarse en su entorno específico, principalmente dentro de los troncos de los árboles y en su simbiosis con los hongos de los géneros Fusarium, Graphium y Paracremonium. Los huevos de Euwallacea fornicatus sensu lato son pequeños, de forma ovalada, y de color blanco. Son depositados por la hembra dentro de las galerías que ha perforado en la madera de los árboles.
A las dos semanas aproximadamente (dependiendo de las condiciones ambientales), las larvas de forma alargada y cilíndricas, sin patas, comienzan a alimentarse de los de ambrosía cultivados en las paredes de la galería que perfora la madre.
Durante la fase de la pupa es de color blanco o amarillo claro y tienen una estructura compacta. La pupa no se alimenta y permanece en un estado de reposo dentro de las galerías, mientras completa la metamorfosis en la que se transforma en un adulto.
Siendo ya adulto, Euwallacea fornicatus sensu lato puede vivir varias semanas, dependiendo de las condiciones ambientales. El adulto es pequeño, de aproximadamente 2 a 3 mm de largo, con una forma robusta y un color oscuro, generalmente negro o marrón. El insecto tiene un rostro largo (pico), que le permite perforar la corteza de los árboles para formar galerías donde pone sus huevos. Utilizan el vuelo principalmente para dispersarse a distancias relativamente largas, de hasta varios km, y se pueden mover a pie. Las antenas en forma característica en “L”, están adaptadas para detectar cairomonas como el etanol y otros compuestos que servirán para encontrar el árbol adecuado para su reproducción. El dimorfismo sexual es muy patente. Los machos nacen de huevos sin fecundar y son haploides. Son más pequeños, poco quitinizados y tienen alas atrofiadas, por lo que no abandonan las galerías donde han nacido. Su función es reproducirse con sus propias hermanas, algo que no representa desventaja alguna para la especie ya que poseen herramientas de reparación del ADN que las protege de los efectos negativos de la endogamia.
Daños
Los daños causados por la Euwallacea fornicatus sensu lato pueden ser tanto directos como indirectos y afecta tanto a la salud de las plantas como la productividad agrícola.
Las hembras fecundadas localizan las plantas subceptibles de ataque gracias a la emisión de etanol que se produce cuando la planta entra en estrés. Perforan galerías que penetran en la madera donde excavan otras galerías más grandes donde pondrán huevos y se desarrollarán las larvas. Estas galerías larvarias se tapizan de hongos de ambrosía que sirven de alimento a las larvas. La hembra controla la fecundación de los huevos, de forma que de huevos fecundados nacen sólo hembras. Los machos nacen de huevos no fecundados, no tienen alas y nunca abandonan la galería, reproduciéndose con sus propias hermanas.
Los hongos de ambrosía son transportados por la hembra fundadora en órganos específicos llamados micangios. Estos hongos germinan en las paredes de la galería e invaden los tejidos vegetales, produciendo daños de diversa consideración según la especie y estado de vigor del hospedador vegetal, que afectarán a la productividad de los árboles e incluso pueden llegar a matarlos.
El debilitamiento puede ser difícil de apreciar. Los síntomas más característicos se ven en los troncos y ramas afectadas: exudaciones, espumas y/o "churros" de serrín blanquecino. El árbol puede mostrar síntomas foliares, como decoloración o caída prematura de hojas.
El daño en las plantas puede retrasar o incluso impedir la cosecha. Además, los costes derivados de la eliminación de las plantas infestadas y recuperación de cultivos dañados, tienen un impacto económico significativo en los agricultores.